noticias recibidas, trató de encontrarse con el corazón de Dios por medio de la oración. Lloró por las ruinas, pero no se limitó a hacer duelo o a gemir. Oró. Llevó el problema delante del Señor. No se quejó; no gimió ni se revolcó en la autocompasión. El nombre de Nehemías significa «El Señor es mi consuelo». Él sabía dónde acudir con el corazón quebrantado: se lo llevó al Señor. Dios honra la oración que sale de un corazón genuinamente preocupado. Anhela escuchar que le decimos: «Señor, no puedo
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